El sentido crea la narrativa

En el cortometraje de Maya Deren At land (En tierra) podemos ver un rasgo básico pero poderoso del cine: cómo la narración, lo que se cuenta, convierte en  razonable lo absurdo.

La construcción narrativa mediante el sentido: alguien se arrastra por la playa, se agarra a unas rocas, el plano siguiente nos muestra sus manos agarrándose a una mesa, avanza por la mesa, pero planos sucesivos nos muestran que avanza entre arbustos.

El sentido (la acción que la protagonista lleva a cabo, si se prefiere) hace que surja una lógica, una sucesión lógica en la percepción: lo que vemos no tendría sentido en el mundo real, pero sí lo tiene en el mundo cinematográfico.

Algo parecido sucede en la película Final Cut, de Giorgy Palfi, donde cientos de actores y actrices en cientos de lugares diferentes nos cuentan una historia coherente. El eterno femenino y el eterno masculino encarnados, o lo que Joseph Campbell podría llamar el héroe (y la heroína) de las mil caras.

Es el poder del montaje y la narración visual, que se impone al absurdo de protagonistas que cambian cada pocos segundos, en escenarios que siempre son distintos, con músicas diversas y todo tipo de épocas, lugares y mundos.