El espectador no recibe virgen una película sino que la contempla a partir de prejuicios y códigos aprendidos de los que no suele ser consciente.

Un buen ejemplo de cómo nos vamos educando, casi sin saberlo, en el nuevo lenguaje audiovisual es el flashback.

La violencia es tan habitual que los directores han llegado a pensar que si no hay sangre o alguna muerte, entonces no está pasando nada.

Una modificación del lenguaje cinematográfico fue el abuso del primer plano y del primerísimo plano, que probablemente es influencia de la televisión.

Para muchas personas, la intuición tiene un sentido casi mágico, que parece conectar con algo que está más allá de lo mecánico: es un impulso, algo puramente espontáneo, natural e incontaminado.

En mis clases de guión me gusta mostrar a los alumnos que, aunque no lo sepan, son víctimas de prejuicios y códigos aprendidos.

Actualmente, la duración de los planos se acerca, de manera que puede parecer paradójica, a la del cine mudo, y más en concreto al cine mudo soviético.

Recientemente, en 2012, se ha descubierto una película que se considera la primera filmada en color

"En mi nuevo film Luces de la ciudad no utilizaré la palabra. No la utilizaré jamás. Sería fatal para mí".

Aunque la música extradiegética es propia del cine sonoro, tal vez sea una herencia del cine mudo.