La suspensión voluntaria de la incredulidad
El poeta Samuel Taylor Coleridge dijo que los espectadores del teatro o los lectores de una novela o de un poema, dejan de lado por un tiempo su incredulidad, su escepticismo, y se entregan a la obra y creen en ella, como si fuera real lo que están viendo. Coleridge lo llamó «suspensión voluntaria de la incredulidad».
Esa es una gran ventaja para los guionistas y los cineastas, porque pocas veces estamos ante personas que nos piden: «Miénteme», y que están dispuestas a ser engañadas. Pero tampoco conviene abusar de la credulidad de los espectadores y suele ser necesario mantener siempre a verosimilitud de lo que están viendo.
Aunque también hay excepciones, como siempre.