Pulgasari, un relato inverosímil

Pulgasari es un monstruo legendario coreano, como el yeti o el monstruo del lago Ness, pero con cola de vaca, ojos de búfalo de agua, patas de león, nariz de elefante, cabeza de hipopótamo y cuerpo de oso. Tiene más o menos este aspecto: …. ríete de las tortugas Ninja.

Cuenta la leyenda que hace miles de años, al final del reino coreano de Koryo, es decir al final del siglo XIV, este monstruo imponente se le apareció a una viuda que vivía en la ciudad de Songdo (hoy Kaesong). La mujer estaba cosiendo y el extraño bicho, que era por entonces tan pequeño como un escarabajo, trepó por su cuerpo hasta que alcanzó su aguja de coser y se la comió de un bocado.

A la viuda le cayó en gracia y decidió cuidarlo como si fuera una mascota exótica: en lugar de arroz y kimchi, le alimentaba con cucharas y azadas. Pero nada le quitaba el hambre y, después de devorar la vajilla de la viuda, comenzó a comerse todo el metal que encontraba a su paso. Al tiempo que comía, Pulgarari crecía y crecía hasta el punto de ser del tamaño de una montaña. Los campesinos intentaron frenarle. Pero las lanzas, fechas y espadas rebotaban en su cuerpo. Claro, era como la némesis de Ironman. Metal contra metal. Parecía que no había nada que hacer, pero entonces llegó un monje budista y lo derribó con una larga caña de bambú.

Hasta aquí la leyenda… ahora comencemos con los hechos reales…

Esta historia sirvió de argumento para una película rodada por el director Shin Shang-ok (en la foto) en 1985, encargada nada más y nada menos que por el hijo del Presidente de la República Popular de Corea, Kim Jong-il, que luego sucedería a su padre en el mando.

La película tomaba prestada la leyenda de Pulgasari para relatar los atropellos de un monarca que había confiscado las herramientas de los campesinos con la intención de fundir armas. El herrero del pueblo modela una figura de arroz, que cobra vida y se alimenta solo de metal. Este nuevo Pulgasari lucha contra el ejército del rey. Nace así el primer monstruo comunista de la historia del cine.

Pulgasari es una película hecha al estilo de Godzilla, tanto es así que el monstruo coreano fue manipulado por el mismo actor que el japonés: Kempachiro Satsuma. La película tiene legiones de seguidores, amantes de la serie B, pero también es única por la terrible historia que hay detrás de su rodaje.

Corría el año 1978 cuando un agente norcoreano, haciéndose pasar por productor de cine, secuestró a la mujer de Shin Sang-ok, la actriz Choi Eun-hee, en Hong Kong. Desesperado, Shin trató de encontrarla, pero lo único que consiguió fue que lo secuestrasen también a él y lo enviasen a Pyongyang, capital de la dictadura de Corea del Norte. Lo que no imaginaba Shin es que detrás de este secuestro estaba el hijo del presidente de la república y futuro gobernante del país, Kim Jong-il. El objetivo de Kim era que Shin realizase películas para él, porque sus guionistas y directores no tenían suficiente imaginación.

El primer impulso de Shin fue la huida, pero le costó caro: el director se pasó cuatro años en un campo de prisioneros comiendo arroz y hierbas, al mismo tiempo que era reeducado en el pensamiento Juche, que es el sistema político y filosófico ideado por el primer presidente de la república Kim Il Sung, padre del secuestrador. La idea principal del pensamiento Juche es que la revolución pertenece a los ciudadanos. Shin hizo más de siete películas bajo la dirección y supervisión de Kim Jong-il.

El cine gusta a los dictadores. Stalin organizaba pases privados para ver westerns o películas de Chaplin y de Tarzán. Kim no solo era cinéfilo, sino que escribió guiones y supervisaba todos los rodajes. Nosotros tenemos a nuestro guionista dictador: Franco, que firmó el guión de Raza bajo el seudónimo de Jaime de Andrade en 1941.

Pero volvamos al secuestro. El rodaje se alargó mucho, y no había acabado todavía cuando Shin y Choi consiguieron un permiso para viajar juntos a un encuentro de cineastas en Viena. Una vez allí, se les presentó la oportunidad de escaparse y lograron llegar a la embajada de Estados Unidos. Habían pasado ocho años desde su secuestro. Otro director firmó la película, Chong Gon Jo, que es la persona que aparece en los créditos.

Shin Shang-ok se trasladó a Hollywood y se convirtió en un productor de éxito, con películas como Las tortugas Ninjas. No volvió a dirigir, a pesar de que había sido comparado con Orson Welles antes de su secuestro y que fue también el director que rodó el primer beso de la historia del cine coreano.

Aquí podéis ver la película: