Las viejas y las nuevas fórmulas del guión
En Sao Paulo, Elena Soares me preguntó acerca de la tendencia actual a crear historias sin conflicto, sin una estructura definida.
ELENA SOARES: Cuando he hecho consultoría para gente más joven, en relación con los americanos de Sundance… y los chavales todos de veinte años… Y todos tenían “¡Pavor al conflicto! No sé si te pasa a ti con tus alumnos… Horror al conflicto. Y les hablas de la forma, les hablas de conflicto y ellos: (con desgana): “Ah sí… ea” Yo hablaba… yo…. Yo sé muy poco de técnica. Pero tiene que pasar algo, tiene que tener una transformación del personaje. Y ellos: “No…” Hace poco tiempo hice una presentación con un profesor de guión y fuimos a ver una película que… no tiene arco no tiene trama, no tiene conflicto… Es una tendencia. Así que yo pregunto. ¿Será este el fin de los manuales de guión. No sé si esto te pasa con tus alumnos?
DANIEL TUBAU: Sí, bueno, sucede también porque ha habido una crisis de las estructuras clásicas, las estructuras clásicas del guión ahora se están poniendo en entredicho por eso que decía antes, porque se han seguido de manera muy dogmática y ha sucedido una cosa muy curiosa, que la estructura del guión, que era una ayuda para construir un relato y que todo tuviera sentido, al final se ha hecho tan dominante, que ha hecho que toda la narración, por ejemplo en el cine de Hollywood, se ha hecho absolutamente previsible. Pero es absolutamente previsible no por el contenido, sino por la forma. La forma es muy previsible: los tres actos, el punto de giro colocado aquí, etcétera. Ahora el personaje va a tener un conflicto, va a dar un paso al mundo extraordinario y se va a volver tonto durante una hora de película. Los personajes en las películas de Hollywood se vuelven tontos… y al cabo de una hora recuperan la cordura milagrosamente, se dan cuenta de quiénes son sus verdaderos amigos y sus verdaderos enemigos y… Y claro, está bien, pero se ha hecho muy previsible. Es como en el cine mudo que los malos tenían que tener bigote, ¿no?
Hitchcock hizo una película, “El Ring”, donde pone un malo sin bigote y al final sin embargo, cuando lo encarcelan, la reja de la celda le hace un bigote y ahí está el bigote del malo porque siempre tiene que tener bigote, ¿no?
Y con la estructura ha pasado un poco como con la arquitectura moderna donde se ve la estructura como el centro Pompidou en París. Pues con la estructura del guión ha pasado un poco esto. Vamos al cine, sobre todo con las películas de Hollywood y todo nos suena a conocido… no sabemos exactamente qué va a pasar en cuanto a contenido pero sí que conocemos esta tonalidad, qué tipo de acciones van a suceder ahora, qué dificultades y cómo va a ir girando la cosa. Y entonces, sí, es verdad que existe esta previsibilidad.
Pero ahora, también gracias a las series de televisión, por lo que se ha llamado la edad de oro, de las series de televisión “The Wire”, “Mad Men”, “Los Soprano”, etcétera han cambiado también la narrativa, ¿no? Por ejemplo, el creador de Los Soprano, David Chase, o el creador de Mad Men, Matthew Weiner, ellos dicen que ellos no usan la estructura en tres actos, que nunca han pensado en la estructura en tres actos y que para ellos no tiene ningún sentido… Que ellos usan lo que era un anatema y que estaba prohibido para un guionista, que es la estructura episódica. Ellos plantean diversas situaciones que, por la acumulación de situaciones, al final va surgiendo la intensidad y la densidad de la narración. No porque tú hagas unos ganchos muy claramente establecidos que te van llevando una cosa u otra sino que, por ejemplo…
Claro, estas series tienen un pequeño problema que es que hasta que no has visto cuatro o cinco capítulos no empiezas a entrar en la historia. A partir de que has visto cuatro capítulos entonces ya te enganchas y te parece maravilloso, pero los primeros, como no tienen los ganchos habituales que han tenido siempre las series o las películas, pues no es una cosa adictiva no cómo aquellas.
Y bueno, pues ahí esta crisis de la narrativa en tres actos… Sí que es verdad, como decir es que toda historia, todo relato tiene un planteamiento, un desarrollo, un desenlace, eso es evidente, pero la identificación entre planteamiento, desarrollo y desenlace con tres actos, eso yo creo que es un error. Una obra puede tener diez actos y tener también planteamiento desarrollo y desenlace. Incluso puede que el planteamiento, desarrollo y desenlace, como decía Godard, el director francés, puede tener planteamiento, desarrollo y desenlace toda historia, pero no necesariamente en ese orden. Puede qué esté primero el desenlace y luego el planteamiento. Y, bueno, entonces pues hay esta crisis… también se buscan nuevas estructuras, por ejemplo en cinco actos se intenta recuperar una estructura en cinco actos como la shakesperiana se atribuye a Shakespeare la estructura en cinco actos, lo cual también es mentira.
También es mentira, igual que Aristóteles… (aprovecho para decirlo) es mentira que Aristóteles diga que una historia debe tener tres actos. Es falso. No lo dice en ningún lugar de la Poética. Si lees la Poética atentamente verás que no lo dice.Dice que puede tener 3, 4 o 5… dice varias longitudes, y dice que la epopeya …la épica, es decir, la Ilíada y la Odisea, son episódicas precisamente, como las nuevas series de televisión, que también son episódicas en el sentido de la Ilíada y la Odisea: varios acontecimientos todos sumados, te van dando la historia. Se va creando una estructura pero no una estructura previa, sino que va surgiendo de tu propio trabajo.
Y bueno, la estructura de Shakespeare, estaba diciendo, la de 5 actos tampoco es de Shakespeare, él no dividió sus obras en actos, sino que es una cosa posterior, de 1700. aunque hay alguna teoría que dice que en las últimas obras de su vida a lo mejor las dividió en actos parece que los actos de las obras, en el teatro, surgieron porque se empezó a representar el teatro en lugares cerrados y tenían que poner velas. Tenían velas, candelas, y entonces las velas se consumían durante el acto y había que parar para volver a encenderlas y de ahí vienen los actos. O sea que en realidad no había actos en la las obras de teatro isabelinas, sino que es una cosa posterior.
Pues estamos en esa crisis. Tus alumnos también.. no sé si habéis visto la película Adaptation, con guión de Charlie Kaufman y dirección de Spike Jonze se llama “El ladrón de orquídeas” (Adaptation), esa es una crítica a las teorías de guión y especialmente a Robert McKee. Es una crítica muy muy dura a las fórmulas mágicas, digamos, a las fórmulas mágicas de guión, donde colocas algo en un lugar determinado de la estructura. Y bueno, pues yo creo que estamos en esa crisis …y entonces se buscan nuevas fórmulas.
[Un nuevo vídeo del coloquio que mantuve el 11 de septiembre de 2015 en Encontros de cinema en Sao Paulo, junto a Elena Soares, Adirley Queirós y Thiago Dottori.]
Un comentario posterior al coloquio
Seguramente se podría hablar mucho acerca de las viejas y de las nuevas fórmulas, porque, aunque aquí me he referido a lo que de bueno ha tenido el que recetas gastadas por lo previsible sean puestas en cuestión, también sucede, como bien dice Elena Soares, que abandonar las fórmulas mágicas de las últimas décadas no garantiza que cuentes algo que le interese al espectador. La mayoría de las historias con una estructura atípica, sin conflicto, con protagonistas apáticos, son tan aburridas como las historias que siguen a de manera dogmática estructuras como el paradigma. Y tampoco son más interesantes. Es decir que parecen cumplir el consejo irónico de Cossio: “Si no podemos ser profundos, al menos seamos confusos”.
Porque ese tipo de narración sin conflicto ni estructura clara, que no recurre a trucos de eficacia probada, es también más difícil de llevar a cabo, en especial si el autor no tiene nada realmente interesante que contar. Pero esa es otra historia.