El juego de Carriere y Buñuel
Jean Claude Carriere, amigo y guionista de algunas películas de Luis Buñuel como Belle de Jour o La vía Láctea, practicaba con él un curioso juego. Se sentaban los dos en un café y observaban a las personas que estaban alrededor. Entonces, se imaginaban la vida de aquellos desconocidos, de dónde venían, a qué se dedicaban, qué relación tenían unos con otros. Pero no lo hacían de una manera puramente fantasiosa, sino que intentaban deducir la realidad a partir de la observación de sus acciones, de sus gestos o de su modo de vestir. Como si fueran Sherlock y su hermano Mycroft jugando a detectives de sillón.
Nosotros te proponemos que practiques este juego, y que además lo hagas en pareja.Lo bueno es que vayáis apuntando con disimulo las cosas que logreis deducir. Y lo mejor de todo es que, después, si lográis vencer la timidez, pregunteis a la persona observada si habéis acertado (evitando revelarle las cosas más comprometidas o desagradables, claro). La excusa puede ser la que ponen los alumnos de Daniel cuando él les encarga esta tarea: «Es que es un trabajo que nos ha pedido nuestro profesor». También puede ser un buen truco para ligar, claro.
Este juego se puede llevar al terreno profesional. El guionista de Aquí no hay quien viva, David Abajo, ha contado que para hacer que los personajes fueran más reales, más humanos, el equipo de guionistas comía con los actores, para así observar lo que hacían y decían. De esta observación nació la famosa frase: «Un poquito de por favor», que es un hallazgo del actor Fernando Tejero, no de los guionistas. Eso sí, Tejero ha confesado más de una vez que en realidad esa frase se la oyó decir a Carmen Ruíz en un ensayo de Animalario. También cuenta Abajo que cambiaron el registro del personaje de Mariví Bilbao cuando la conocieron: pasó de ser una abuela amargada y cáustica a una punki. De la peculiar personalidad de la actriz tomaron prestada su manera de contar distancias: “Del supermercado a mi casa hay… cuatro cigarrillos”. Lo que por cierto, nos recuerda a otro gran fumador, Sherlock Holmes, que decía: “Este es un problema de tres pipas”.